Tengo una historia que contar; Hace algunos años, supongo... Todo llevaba un ritmo más lento Y yo era un tipo algo singular, un lobo de mar De sonrisa vieja, de esas del rabillo de luz Bailaba claquet salpicando las aceras Viento en popa a toda vela Un acordeón suena, suena que suena Y de repente... ¡El vaivén de las olas! Tuve una extraña sensación, aquella noche. ¡El vaivén de las olas! De pronto, el tiempo se paró. El Saratoga no era un bar, era un sombrero, Era el cielo; entonces todo era a cara o cruz Ella fumaba sin parar Con la mirada fría y perdida Queriéndome decir: Yo soy la fatal Y me embrujó con esas faldas al vuelo Llenándose de viento Me engatusó al quitarse el guante negro Y de repente... ¡El vaivén de las olas!... ¿Cómo bajar del tranvía del deseo Un eterno pasajero como yo? Sencillamente... ¡El vaivén de las olas!... No hay tiempo, no hay tiempo.