En 1702, buscando más poderío
Asechan los ingleses por la costa de Arecibo.
En el poblado costeño escasos de guarnición
Se anudaron las gargantas al pensar en la invasión...
Se anudaron las gargantas al pensar en la invasión.
Treinta hombres respondieron al llamado de Correa,
Treinta brazos suspendieron en el campo sus faenas.
Treinta pechos campesinos, treinta conciencias alertas,
Treinta padres, treinta hijos de la tierra arecibeña...
Treinta padres, treinta hijos de la tierra arecibeña...
A los fusiles ingleses en la playa enfrentarán,
Sus machetes y esta sentencia: ¡Por aquí no pasarán!
A los fusibles ingleses en la playa enfrentarán,
Sus machetes y esta sentencia: ¡Por aquí no pasarán!
Al poner los pies en tierra la insolencia se hace trueno,
Más de cuarenta fusiles hacen retumbar el cielo.
Correa grita a sus criollos: -¡No los dejen recargar!-
Y arremete con fiereza contra el inglés capitán...
Y arremete con fiereza contra el inglés capitán.
La lucha se hace violenta, cada garganta es un grito.
Veinte soldados cayeron bajo el machete nativo;
Los que quedan ya sin jefe buscan mar despavoridos.
Es toda una franja roja la playa de Arecibo...
Es toda una franja roja la playa de Arecibo.
Hacia el mar en desbandada va escapando el enemigo;
En la playa está Correa con sus treinta campesinos.
Hacia el mar en desbandada va escapando el enemigo;
En la playa está Correa con sus treinta campesinos.