Buscaba mi alma con afán tu alma Buscaba yo la virgen que mi frente Tocaba con su labio dulcemente En el febril insomnio del amor. Buscaba yo la mujer pálida y bella Que en sueños me visita desde niño Para partir con ella mi cariño Para partir con ella mi dolor. Como en la sacra soledad del templo Sin ver a Dios se siente su presencia Yo presentí en el mundo tu existencia Y como a Dios, sin verte, te adoré. No preguntaba, ni sabía tu nombre, ¿En dónde iba a encontrarlo? lo ignoraba Pero tu alma cerca de mi alma estaba Mas bién presentimiento que ilusión. Amémonos mi bien que en este mundo Donde lágrimas tantas se derraman, Las que vierten quizás los que se aman Tienen un no se qué de bendición. Amar... es empapar... el pensamiento En la fragancia del Edén perdido Amar, amar es llevar herido Con un dardo celeste el corazón. Es tocar los dinteles de la gloria Es ver tus ojos, es escuchar tu acento Es en el alma llevar el firmamanto Y es morir a tus pies... de adoración.