Oí que el silencio escuchaba nuestras plegarias Vi el querer del misterio abrazando el camino Soñe con madres, abuelas y niños Caminan despiertos, caminan dormidos Pueblos que sueñan pero luego olvidan Tragamos miedos, tragamos mentiras Al crear tantas guerras que no tienen sentido Ví en el aire el destello de tiempos pasados Desde el eco de las ruinas del ayer Lloré por los bosques, subí las montañas, crucé los mares Dejé mi atalaya encendida, por si me vienen a buscar Mi sombra vaga perdida, bajo el destierro de una estrella fugaz Sigo las voces del desierto, el viento puede escucharme aquí Sigo las voces del desierto, el viento puede escucharme aquí Guardo un mensaje entre las rocas Y cada huella encuentra su lugar