No es que fuera despistado, Ni trataba al oculista, Lo veía igual que a un poste En medio de la autopista Era largo como el tiempo En garita de soldado, Parecía una jirafa, El sin fin lo habían llamado. Por lo visto día a día Le gustaban los lugares Donde el vulgo por costumbre Se da cita normalmente: Bien que no era éste su caso, Solo estaba cual la una Entre tantos impacientes Esperando a su costilla. Y era lo que le gustaba, Contemplar a toda chica, La seguía con los ojos Igual que en un largo adiós, Como quien mira el tranvía Que se aleja poco a poco Y siente una tristeza De sueños que no tienen alas Era un día de Septiembre, En Madrid para más datos, Con sus calles bien repletas De los frutos del verano: Y ahí estaba nuestro hombre, Pez esquina San Bernardo, Loco de niñas bonitas Con cuadernos bajo el brazo. Su atención fue reclamada, Yo la vi y era un encanto, Me perdí en sus piernas largas Abusando tacón alto: Sentí un golpe mudo y sordo Tras de un fuerte bocinazo, Me volví como un resorte, Por mirón lo habían tumbado. Y era lo que le gustaba, Contemplar a toda chica, La seguía con los ojos Igual que en un largo adiós, Como quien mira el tranvía Que se aleja poco a poco Y siente una tristeza De sueños que no tienen alas.