Vestía de negro Igual que su boca Movía las manos Como esas dos alas Que alzan el vuelo buscando la copa Del árbol que esconde verdades amargas. Cantaba algún credo de Nina Simone Al borde de un saxo herido de pena Y todas las mesas callaban entonces Pendientes del hilo de su voz de seda. Guardaba postales en sus negros ojos De niños descalzos y hambre reciente Del África oscura y tantos escombros Soñando otra vida tras el mar de enfrente. Cantaba los martes, Los jueves y viernes Tras el jazz amable Del viejo cuarteto Dejaba una estela de sexo presente Y hermosas caderas diciendo hasta luego. Un día no vino sin dar más noticia Se quedaron mudos todos los acordes Confusos mostramos aún esa herida De no saber cierto aún ni su nombre. Guardaba postales en sus negros ojos De niños descalzos y hambre reciente Del África oscura y tantos escombros Soñando otra vida tras el mar de enfrente. Guardaba postales en sus negros ojos De niños descalzos y hambre reciente Del África oscura y tantos escombros Soñando otra vida tras el mar de enfrente.