Pasear al ritmo glandular del andar descalzo. Pies gastados, llenos de barro y musgo. Recordatorio de una amistad sincera. Amar sin la excusa de ser amado. Gritar cuando todos callan. Silenciar los labios cuando exigen respuestas. Elegir morir gastado antes que mohoso. Trasnochar para encontrar leyendas. Cerrar los ojos de tanto en tanto para que el corazón baile. Abrirlo siempre que el miedo te nace gargantas y entrañas. Vestirse cada mañana con un nuevo comienzo. Sonreír inocentemente mientras encoges los hombros cuando Tratan de convencerte de no se que formas correctamente cúbicas. Observar acantilados immensos, sin fondo. Y al sentir ese hueco asmático que se cuela a la altura del estómago, Ese tirón de sentido común que te Insta a retroceder, entonces saltar. Saber elegir entre la perpétua duda y la tranquilidad que Supone la caída, pues el deseo de amar no entiende a razones. Ese anhelo solo entiende que las fronteras de Piel se quedan pequeñas y cree, quizás ingenuamente, Que la unica forma de romper esa emboscada tan humana, Es la de echarse a volar.