Hay mil formas de tocar y hundir al enemigo. Quinientas llevas ya, me maravilla el brío Y la energía que consumes en sentirlo. Aplicas al horror un método tan aristotélico y deductivo... Tendrías que contarlo en un libro. "¡Vamos!" parecían decir las piedras del camino. Invitaban a andar y a no perder el hilo De la conversación brillante que tuvimos. Que nadie registró, Y que pasaba desde lo humano hasta lo divino. He de admitir que anduve muy fino. La inercia te impulsa hacia la misión. Si fuera por mí, me quedaba siempre así. Si no tienes dónde ir... Si te trato bien aquí.