Ceñida a la frente radiante corona, la reina morena Viene de la selva con regio atavío, jepe ipy nandi -los pies sucios- En sus labios trae el canto soberbio que en noches serenas Fluyen de las sierras, muros gigantescos indoguarani Sobre una mullida gramilla verdosa la reina se sienta Y una dulce cuita conjuga en el verbo de su purahéi -canción- La lira exquisita dormida en su alma despierta, se agita Y exhala eufonía de un raro instrumento, creación de te'ýi (indígena) Su música alada es canto y es llanto que en las alboradas Brotaron suaves en notas sedantes de su takuapi (en la mesa) Copió de natura rumores de selvas, murmullos de aguas Que en graves arpegios evocan nostalgias de indoguaraní Trasluce en su rostro profunda tristeza, signo de su raza Que en su musa vibra al son de su alma ndovy'aihague Padece torturas porque le dijeron que está esclavizada La tierra del indio y preso el cacique peteĩ ko'ẽ Es india en su sangre la reina morena de cuerpo flexible Cubierto con plumas de garzas, gua'a (loro) y kuarahy mimby Su herencia de arte traduce arrancando, canto inconfundible Del raro instrumento de sedantes notas que llaman mimby