Van caminando en las sombras del boulevard. Sus ojos malreflejan temor y anciedad. La luna es testiga de su ingenunidad. Y esconden sus secretos en aquel viejo bar. Pero ellos no lo entienden muy bien. No se puede jugar ajedrez con tres. Una ruleta rusa infernal. Y solo quedan dos tiros Quien pierde al final. Cafés clandestinos Que se enredan sobre el mantel. Amores prohibidos Que se quieren sin querer. Cafés clandestinos Que se enredan sobre el mantel. Amores prohibidos Que se quieren sin querer. Sus manos se apresuran a confiar, Entrelazando historias que nadie va a escuchar. Cortinas de humo y vino bailan lento, Desvelando el crimen del momento. Pero ellos no lo entienden muy bien. No se puede jugar ajedrez con tres. Cafés clandestinos Que se enredan sobre el mantel. Amores prohibidos Que se quieren sin querer. Cafés clandestinos Que se enredan sobre el mantel. Amores prohibidos Que se quieren sin querer. Cafés clandestinos, Su futuro está condenado. Un tiro en el pecho, Su pecado ha terminado.