Esa mañana radiante se encontraba Pedro a la orilla del mar Y entre el vaiven de las olas, tan solo tristeza podia pescar ¿Cómo es que pude negarle tres veces? ¿Cómo es que pude su amor traicionar? ¿Cómo es que el miedo fué más que el cariño? ¿Dónde quedó mi lealtad? En tanto desde la orilla una voz sencilla se escucha afirmar Si aún no han pescado nada arrojen la red a la diestra y lo haran Pedro no puede creerle a sus ojos, no cabe en la red ni uno más Y en medio de la quietud y el asombro escucha lo que dice Juan Y Pedro no alcanza a esperar y hacia la playa va a navegar Y entre las olas de aquel mar su llanto está Hay tantas dudas para él, tantos recuerdos de su fé Tantas promesas que no pudo mantener Y está aquella mirada que le dice todo que sabe quien es Que pareciera llevarse tantas cicatrices de una sola vez Quedan aún en sus manos las huellas de clavos sobre la piel Y en la cabeza de Pedro la idea, de que es indigno de él Pero el Señor sigue enfrente y es tanto el perdón que irradia su ser Es algo tan indecible que solo el silencio puede comprender ¿Pedro me amas? Pregunta el maestro, tu sabes bien que así es ¿Pedro me amas? Pregunta de nuevo y hasta por tercera vez Es que no es solo responder, Pedro se rinde todo a él Y que alegria lo comienza a recorrer Y en ese gozo una vez más quiere el Señor en el confiar Sigueme Pedro mi rebaño has de cuidar Sigueme Pedro mi rebaño has de cuidar Sigueme Pedro mi rebaño has de cuidar