Voy a contar una historia, que la escuché de mi padre Un domingo por la tarde en la rueda del fogón Es una historia olvidada de un viejo propero errante Que vaga por las bucabas del monte de esa región Aquel hombre ya volvía, cansado de un largo viaje Vestida de negro traje, una mujer le salió Sorprendido y asustado, juntó un resto de coraje Y mirando su ropaje, su nombre le preguntó "Yo soy la dueña del monte y vengo para llevarte, hasta aquí nomás llegaste; tu vida se terminó Tenés que entregarme el alma No hay tiempo para esperarte Y si intentas escaparte, habrá un castigo peor" A rienda suelta el hombre sin si quiera persignarse Salió de ese feo trance y en el monte se perdió Y dicen que desde entonces se lo ve por las picadas, Huyendo de la enlutada que aún anda buscándolo Aquel hombre ya volvía, cansado de un largo viaje Vestida de negro traje, una mujer le salió Sorprendido y asustado, juntó un resto de coraje Y mirando su ropaje, su nombre le preguntó "Yo soy la dueña del monte y vengo para llevarte, hasta aquí nomás llegaste; tu vida se terminó Tenés que entregarme el alma No hay tiempo para esperarte Y si intentas escaparte, habrá un castigo peor"