Y te lloraba un chamamé lento y herido y te imploraba nuevamente en el oído. Todo fue en vano porque estabas desprendida como las hojas de este otoño desteñido. Y no aguanté más esta vez tu indiferencia que me fui de la pista sin un ruego. Y al cruzar las lechuzas en el monte procuraban silenciar mi desconsuelo. Otra vez sin dormir me vio mi patio no habrá sol, porque ya pinta el invierno. El morado del mal tiempo contrastaba a las garzas que subían del estero. Un refucilo con un trueno frenó en seco a las vacas que enfilaban el sendero. Y voy a andar como un loco bajo el agua aunque vuelvan, siempre vuelvan tus recuerdos. Si supieras que por vos quedé en el pueblo solamente fue por vos que dejé todo y aún así el corazón llora y me pide que escondido deje un beso en un recodo. Y pochi ñandé yara jha oquïsema nda jhaei pendé güara el ï johaba es para el campo que pide algún resuello y para mi que mojado caminaba. Discúlpame si canté alto y sufrido es que así llora un corazón cuando está herido.