Un muchacho ingenuo fui, con delirios de campeon. Le di un pleno al corazón, arriesgando la razón. Descubrí en una canción una forma de vivir, aposte mi porvenir. Por creer en mi ilusión que hoy reina en mi interior. Disculpe mi intromisión, yo, no me quejo porque si. Porque al hambre padecí y la calle me crió. Y hoy vivo esta disyunción, que me obliga a elegir. Entre: acatar o transgredir, entre rutina o mi pasión. Aunque en el medio este tu amor. Guitarras, bajo, bata y voz, yo pongo en juego el corazón. Y rezo aunque no creo en Dios, hipocresía de mi ilusión. Caigo en una conclusión y aunque duela admitir. Muchas cosas ya perdí menos la imaginación. Desafío en mi interior, momentos de frenesí. Y si hay algo que aprendí, fue a recordar bien quién soy. Aunque el Diablo tiente hoy. En tu risa comprendí que acertado fue elegir a tu entrega como Estandarte. Este sueño que erigí, con vos lo quiero compartir. Y que tu abrazo espante el llanto, que hay en mi!