Sentáte y escuchá... pero escondé las lágrimas Sabiendo que tu llanto, ya no me va a engañar, Y si por verme has vuelto, pasá, ya que has venido Al fin somos amigos y es grato conversar. Pero ni me menciones que estás arrepentida. Y que desengañada, querés reconquistar Aquel nido de amores, destruido por tu culpa Y que juntos un día, juramos conservar. Sentáte, así me cuentas, qué has hecho de tu vida Desde la tarde aquella en que te echó a perder, Quien sabe si consejos de malas compañías Las locas aventuras, te hicieron entrever. Te veo aquella tarde, paseándote nerviosa Mirándome de reojo, dejando comprender, De que algo me ocultabas y yo en silencio siempre Sujeto a tus caprichos, tu gusto dejé hacer. Recuerdo que luciste, el trajecito último Que para tu cumpleaños te había hecho hacer, Y que en un beso frío, diciéndome: ya vengo, Saliste y desde entonces recién te vuelvo a ver. Levanta la cabeza y no te pongas triste No ves que sos mi amiga y siempre lo serás, Y siempre que te acuerdes vení a visitarme Que somos siempre amigos, amigos nada más. Te vas y no me cuentas qué has hecho de tu vida Desde que tus caprichos te echaron a rodar, Pero sí te agradezco el que de mí te acuerdes Ya sabes, cuando quieras, veníme a visitar. Y si alguien te pregunta por ahí si no me has visto Sin ocultarle nada, así contestarás: De que nos vemos siempre, que somos siempre amigos ¡Pero no olvides nunca, amigos, nada más!