Un pequeño pasajero se sube al tren Vendedor de caramelos, a dos por cien Va olvidando poco a poco en el andén Su niñez y su razón de ser Va dejando en cada asiento su soledad Caramelos en paquetes que piden pan Cada venta es un reproche que viene y va Sin cesar hacia la humanidad Él se siente capaz De fumar o robar No le asombra el dolor No conoce el amor Muchos niños tienen un tren para jugar Pero hay otro niño con un tren de verdad Él no juega, sufre la indiferencia y el mal Está solo con un tren de verdad ♪ La-la-la, la-la, la-la-la, la-la La-la-la, la-la-la, la-la