Aurora mira un reloj que no se mueve Pero ella sabe que se acerca ya la hora Recoge el bolso, se sube el escote Y no se olvida los condones de la mesa Aurora baja la escalera lentamente Como si aquello la mantuviera con vida Se despide de su padre que la mira impotente Por eso le tiembla el pulso mientras se maquilla Aurora camina sola a la estación del tren Se enciende un porro en el andén de la vergüenza La mira con descaro un cuarentón en la otra vía Mientras ella mira el móvil el mensaje de la agencia Y no... No, no... No, no, ella no miró Pero no... No, no... No, no, ella no miró ♪ Ya no le importa lo que le pueda pasar no Quiere trabajar en donde no la quieren Por otro lado se le daba bien hacer Lo que otros chicos la habían forzado a hacerles Que nuestra Aurora ya estaba harta de pedir El dinero a sus padres que sabe que les cuesta Ya tiene dieciocho y es capaz de decidir Pensaba Aurora que ya se baja en esta y Pone un pie en el suelo y el otro se resiste y Quiere escapar por la puerta de emergencia Quiere despertar y que todo sea un chiste Pero no le ve la gracia de la historia... Y no... No, no... No, no, ella no miró Pero no... No, no... No, no, ella no miró Se enciende un cigarro en la puerta del hotel Con el apurado inculto de atrasar lo inevitable Aurora tiene miedo de a quien se vaya a encontrar Mientras vuelve a pensar en la cara de su padre En la recepción hay un silencio aterrador Cuando piensa que todo el personal la está mirando Suprime el tipo con la fuerza del rumor Y grita en su cabeza una niña que ya no habla Ella solo escucha, la quinientos dos Marcado al rojo vivo el número de habitación Mientras llora por dentro se vuelve a pintar los labios Mirando a la puerta el espejo del ascensor Llegando al quinto, todo cobra forma y Por precaución ya no sabe estar alerta Impone a los nudillos, le tiembla el mundo Desde dentro, llaman a la puerta ♪ Y no... No, no... No, no, ella no miró Pero no... No, no... No, no, ella no miró ♪ Pero no... No, no... No, no, ella no miró Pero no... No, no... No, no, ella no miró