Diré el poema "Límites" En mi opinión, pero no hay razón alguna Para que la opinión del poeta valga más que la de los lectores Este poema es el mejor, o mejor dicho, el menos malo de los míos Su virtud consiste en expresar algo verdadero Y algo que, si no me engaño No ha sido expresado todavía por la poesía Límites De estas calles que ahondan el poniente Una habrá (no sé cuál) Que he recorrido ya por última vez Indiferente y sin adivinarlo Sometido a quien prefija omnipotentes normas Y una secreta y rígida medida A las sombras, los sueños y las formas Que destejen y tejen esta vida Si para todo hay término y hay tasa Y última vez y nunca más, y olvido ¿Quién nos dirá de quién, en esta casa Sin saberlo, nos hemos despedido? Tras el cristal ya gris la noche cesa Y del alto de libros que una trunca Sombra dilata por la vaga mesa Alguno habrá que no leeremos nunca Hay en el sur más de un portón gastado Con sus jarrones de mampostería y tunas Que a mi paso está vedado Como si fuera una litografía Para siempre cerraste alguna puerta Y hay un espejo que te aguarda en vano La encrucijada te parece abierta Y la vigila, cuadrifronte, Jano Hay, entre todas tus memorias, una Que se ha perdido irreparablemente No te verán bajar a aquella fuente Ni el blanco sol ni la amarilla luna No volverá tu voz a lo que el persa Dijo en su lengua de aves y de rosas Cuando al ocaso, ante la luz dispersa Quieras decir inolvidables cosas Y el incesante Ródano y el lago Todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino Tan perdido estará como Cartago Que con fuego y con sal borró el latino Creo en el alba oír un atareado rumor de multitudes que se alejan Son lo que me ha querido y olvidado Espacio, el tiempo y Borges ya me dejan