Vengo a renunciar a descansar en paz. Sé que es suficiente, echaré a volar. Quedan lejos ya el vino y las rosas. Suena la sirena de marchar. Llaman a la puerta respuestas que una vez no dejé pasar. Cuando ya no estés aquí y se te oiga cantar, quedará vacía la ciudad. La ciudad. No malgasté mi voz en ni un solo perdón, los guardo desde hace años en un cajón. Duermen en mi cama momentos que una vez creí olvidar. Cuando ya no estés y se te oiga cantar, quedará vacía la ciudad. La ciudad. Cuando ya no estés tú aquí, ni yo te oiga cantar, quedará vacía la ciudad. ¡Solooooooooo!