Escucha, amada mía La voz de mis cantares Que brotan de mi lira Cual desolado son Malévola, tu ausencia Temiendo mil azares Enferma tengo el alma Y herido el corazón Ya para mí, las aves No cantan sus amores Ni vierten su perfume La aurora matinal Ni el tímido arroyuelo Que bulle entre las flores Tu rostro peregrino Refleja en su cristal ¡Qué triste, amada mía los días amanecen! ¡Qué lentas son las horas, qué estoy lejos de ti! Para calmar la duda que tormentosa crece Acuérdate, Hermelinda, acuérdate de mí Para calmar la duda que tormentosa crece Acuérdate, Hermelinda, acuérdate de mí ♪ Seré tu fiel amante Que solitario llora Al recordar las horas De dicha y de placer Bañara con mis lágrimas tu frente encantadora Tus ojos, dos luceros fijados hacia mí Bañara con mis lágrimas tu frente encantadora Tus ojos, dos luceros fijados hacia mí