Salí, buscando un horizonte nuevo,
Con el claro y amplio anhelo, de vivir;
Quería conocer eso que llaman:
Mundo gloria, honor y fama,
Y en un tren llenos de sueños, me subí.
Llevaba en mano una guitarra,
Un miedo dentro del alma,
Un amor y muchas ganas de vivir;
Pensaba que era como una novela,
Y que en medio de esa selva,
Debería de haber un sitio para mí.
Y cuando vuelva a Sevilla en primavera,
Volveré a mis veinte años recoriendo sus callejas;
Y volveré a olor de los naranjos,
Y a vivir un jueves santo y una mañana de feria.
Me embriagaré de jazmines y azahares,
Y de tinto de Morales, manzanilla, sanluqueña.
Me enamoraré de una niña de Tirana,
Y renacerá en mi alma la alegría cuando vuelva.
Ahora necesito estar muy lejos;
Y jugarme hasta el pellejo,
En ese alocado mundo, que elegí.
Espero no tener que arrepentirme;
Coger el camino e irme,
Para buscarme la vida por ahí.
Mañana, aunque sea un hombre de fama,
Voy a cumplir ese sueño;
Que tuve desde pequeño, junto a ti.
Un perro, un caballo y una playa,
Una amiga y una casa;
Y unos besos que me ayuden a vivir.
Y cuando vuelva a Sevilla en primavera,
Volveré a mis veinte años recoriendo sus callejas;
Y volveré a olor de los naranjos,
Y a vivir un jueves santo y una mañana de feria.
Me embriagaré de jazmines y azahares,
Y de tinto de Morales, manzanilla, sanluqueña.
Me enamoraré de una niña de Tirana,
Y renacerá en mi alma la alegría cuando vuelva.
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