El lector de todas las cartas En vano fui yo El tabú que siempre nombrabas Ha sido mi silencio Los castillos de miedo y cemento Que albergan los días en que me estoy quieto Los cristales de niebla y arena Que hieren por fríos cuando están abiertos Y esto ya No es mediodía, son cosas del tiempo Hasta aquí Llega la alegría, adiós ya nos vemos Polizón capeando a sus anchas Sin culpa de serlo Decidiendo que es él quien se embarca Que tiemblen ya mis miedos Y que tiemblen también mis nostalgias Mi soledad pide vela en este entierro Resucitaré lejos de casa Escribiendo lo oscuro del vértigo ajeno Y esto ya No es mediodía, son cosas del tiempo Hasta aquí Llega la alegría, adiós ya nos vemos Un cartón que se deshace Hojas secas que se barren Una voz que no se explica Versos casi sin mentiras Una carta-canción que suplica La marea que nos quita Tus canciones que eran mías El color de los domingos Hoy las letras de las zambas Con las bocas amordazadas Los gigantes del insomnio Y el temor a darles paso La conducta del destino Sin poder yo castigarlo Destrozándole el sentido A vivir como he soñado.