Lo raro es escribirte desde un lugar En el que tú y yo ya no estamos Lo raro es hablarle a alguien que ya no eres Yo, que no sé quién soy Los años han pasado Y he aprendido varias cosas que ya nunca podré contarte Porque aquellas que fuimos Ya no responden nuestras preguntas Pero aún soy capaz de escuchar el eco de tus pisadas sobre mis manos Y eso es casi igual de extraño Ya nadie conocerá nuestra historia Hablo de ti desde la calma Desde estas cuatro paredes que me protegen Y no me duele Tal vez tenías razón Pero es que te miro Y no eres tú Entonces te escucho Y el amor desatendido sube como un fuego Por mi cuerpo acostumbrado Quisiera hablarte de mis miedos Dejar a un lado el ruido y apoyarme de nuevo sobre tu espalda Preguntarte si tu pelo sigue siendo igual de suave Por qué apagaste todas las luces Quisiera saber quién eres ahora Si queda algo de la mujer que me encontré Cuando yo apenas comenzaba a vivir Si encontraste al fin un hogar que no te apretase tanto Si me recuerdas al cantar en voz baja Si aún dudas al bailar sobre las hojas del otoño Tú y yo ya no somos nosotras Pero seguimos siéndolo En el sitio al que acudo cuando tengo frío Y buceo entre mi memoria para encontrar algo que me abrigue Y así, como la vida cuando nos cuida Me doy de bruces contra algo tuyo La cobardía, los impulsos La marcha lenta, un espejo roto Ese carnaval inesperado Dos canciones que, como un relámpago Parten mi cuerpo a la mitad Así funcionan los recuerdos Cuanto más lejos están Más queman Y cuando uno se da cuenta El mundo entero ya está en llamas