En la noche de la matanza Elevo mi canto a los difuntos, Soy el eco de sus gritos postreros, Un llanto aterrador en la lejanía. La voz de los muertos Se escucha en quien no olvida. Soy memoria de la guerra, Testimonio pavoroso. Los cuerpos destajados a plomo Yacen en fosas, en ríos; La muerte corre con violencia, Nuestra historia sigue escrita con sangre. La voz de los muertos Se escucha en quien no olvida. Soy memoria de la guerra, Testimonio pavoroso. Elevo mi canto moribundo En la piedra del fusilamiento; Vuelan las aves ante el ruido del cañón Y los cuerpos ultimados se desploman en la tierra. Arriba en las altas montañas, Alzo un rezo a los extintos. Oh millares de muertos de la guerra, Atiendan esta suplica, ¡dennos paz! ¡Dennos paz! Muertos escuchen mi llamado ¡Dennos paz!