Ayer pasé por la calle del hogar donde nací Y todo lo conseguí, aunque le faltan detalles. Hasta las plantas hermosas, que sembró mi madre un día, Crecieron y en su alegría estaban llenas de rosas. Es como un grandioso altar que con su fuerza nos llama Pues las cosas que uno ama allí guardadas están. Mi tierra es como un imán: de magnetismo colmada. Siempre será la morada que nunca podré dejar. (Bis) Cuando despierta lozana el alba, en el pueblo mío, Un sol lleno de rocío penetra por mi ventana. Y en las tardes azares riega felices su aroma Anunciando que se asoman las voces crepusculares. Es como un grandioso altar que con su fuerza nos llama Pues las cosas que uno ama allí guardadas están. Mi tierra es como un imán: de magnetismo colmada. Siempre será la morada que nunca podré dejar. Es como un grandioso altar que con su fuerza nos llama Pues las cosas que uno ama allí guardadas están. Como el canto de mi madre: larai, lararai, laraira. Siempre será la morada que nunca podré dejar. Adoro tu magnetismo con el mayor sentimiento Y esto tan grande que siento, profundo como un abismo, En mi pecho su estandarte es pasión, es poesía Pues tierra como la mía no existe en ninguna parte. Es como un grandioso altar que con su fuerza nos llama Pues las cosas que uno ama allí guardadas están. Mi tierra es como un imán: de magnetismo colmada. Siempre será la morada que nunca podré dejar. (Bis)