Cuanto sacrificio demanda la vida, Por buscar sustento en la ciudad, Hasta tres horarios se cumplen a veces, Y pasan los días llevándose años, Y los niños crecen sin a papá. Mariposa la viento dulce compañera, Que trabajan fuera para así ayudar, Cuántas noches fueron devueltas al hogar, Que a los angelitos los vimos dormidos, Tal vez en sus sueños nos quieran llevar. Besar a mis hijos darles mi calor, Y abrazarles luego con todo mi amor, Dedicarles tiempo también es deber, Y andar por las calles tras sus jugarretas, Que el sol de la siesta los vea crecer. Pero vendrá un día el tan esperado, En que el Señor premie con su gran bondad, Y andaremos juntos con nuestros pichones, Cargando ilusiones nos verán pasar, Rumbo al sol naciente nos verán pasar.