Entre el partido de Dolores y el partido de Conesa Zona de muchas destrezas, jinetes y domadores Contaban sus pobladores que hubo un hermoso potrillo Que su pelaje era un brillo, que en los montes lo encontraron Y por eso lo llamaron a los montes del tordillo En ese tiempo no había muchos campos alambra'os Estaban amojonados y de ahí tomaban las guías El tordillo recorría toda esa zona monteada Visitando las manadas, el mejor pasto comía Y si un alambrado había, fácilmente lo saltaba Que mucha gente de lazo y diestro para volear Solían llegarlo a esperar al tordillo en algún paso Pero era ligerazo pa' buscar los matorrales Se burló de otros baguales con astucia y picardía Y si del monte salía, se ocultaba en los pajales Si alguno lo vio pastear en el abra de una isleta Aquella figura inquieta se ponía a contemplar Comía sin descuidar cualquier ruido o movimiento Y ante algún presentimiento que le ganará a su apronte Salía al galope al monte, flameando sus clines al viento Y en esas noches cerradas, alumbrado por la luna Sabía costear las lagunas para bajar a la aguada Y si había alguna yegüada, él también se mescudó Y más de uno lo observó que la noche compartía Pero que al llegar el día en el monte se ocultó Y si lo habían corrido pa' hacerle un tiro de bola Lo vieron cruzar las olas del canal uno crecido Al sentirse perseguido, salía como una bala Ni en las buenas, ni en las malas, no le importó el horizonte Y disparaba hacia el monte pa' meterse entre los talas Los años fueron pasando y el tema siempre asomaba Que en zona y Conesa andaba el tordillo matreriando Que hasta los chicos jugando, decían: "lo vamos a enlazar" Y después de tanto andar terminarían diciendo "Cansé el caballo corriendo y no lo pude agarrar" La gente se acostumbró de verlo libre al tordillo Que pasó a ser el caudillo de los montes que eligió Y más de uno lo admiró por auténtico y salvaje Cuando cruzaba de un viaje grandes lagunas a nado Y salía al otro lado relinchando su coraje Un verano se secaron de tal forma las lagunas Que sin esperanza alguna muchos jagüeles cavaron A las aguadas llegaron las haciendas más bagualas Que a punta de pico y pala se salvó mucho esa vez Pero el tordillo con sed no se apartó de los talas Un día juntando una hacienda, debajo de un coronillo Hallaron muerto al tordillo, el potro de la leyenda Con curiosidad tremenda los paisanos lo rodearon Algunos lo acariciaron en señal de despedida Porque en su triste partida más de cuatro lagrimearon Qué ejemplo dio ese animal a toda la humanidad De vivir en libertad, sin ninguna credencial La vida, lo natural no lo compra ni un bolsillo Lo vieron desde potrillo vivir sus años de gloria Hasta que pasó a la historia de los montes del tordillo