Que alegría yo llevaba en mi vida Porque Jesucristo ya me había salvado, Ya que un día con mi madrecita Y mi padre que habían sufrido a mi lado. Les conté que me había convertido Y esperé que alegres desearan mirarme Tu familia y tu casa has perdido Por ser hoy cristiano me dijo mi padre. Yo no sé porque hay padres tan crueles Que quieren mirar a sus hijos perdidos, Impidiendo que entreguen sus vidas Y ante mi Señor vengan arrepentidos. Si este mundo por ti me aborrece, Yo en mi corazón así más te quiero, Sé que antes que a mi me lo hicieran Maestro divino a ti te lo hicieron. Mi Señor yo no tengo la culpa De que me desprecien, pues te necesito Has venido a salvar pecadores Y entre todos ellos tu me has escogido. Yo no sé porque hay padres tan crueles Que quieren mirar a sus hijos perdidos, Impidiendo que entreguen sus vidas Y ante mi Señor vengan arrepentidos.