En su mirada se hallaba perdida La dulzura de una triste ilusión Hacía algún tiempo, su vulgar destino Le había envenenado el corazón Fue aquel invierno, triste madrugada Su amado eterno a ella le abandono Bella princesa, piel color de armiño Cabello cual oscuro cuervo Vuelve, regresa a mi No podré con el dolor Susurraba cada anochecer Mientras se bebía sus lágrimas Oh mi triste princesa no debes llorar Ven, mira a tu lado yo estoy Tú ya tienes mi alma Y morir quise entre tus brazos amor Harta de tantas lágrimas Un día decidió reunirse con su amor Una daga en el pecho le abrió La puerta hacia donde él Oh mi bella princesa no puedes morir Ven, mira a tu lado yo estoy Te llevaste mi alma Y vivir quise entre tus brazos amor