Cuando me marcho yo sólo tras la herida de una puerta Busco de nuevo en la esquina la calle que da la vuelta Sigo buscando la risa escondida que sé dónde debe vivir Pierdo el camino hacia casa y los pasos me llevan A cualquier estupidez que merece atenciones de segunda y de tercera Pero seguro que no. Mi armadura se queda Donde ya nadie ha de herirme Por qué aprender de caídas si nada me lleva donde yo estaba Siguen errantes mis pasos y nombres, tantos nombres y caras Se cruzan en mi mirada, pero ninguno asegura mi mano en su espalda Mejor aprieto las cuerdas y marcho yo sólo con mi guitarra Mejor me ciño agujetas y suelas y camino sin mirada ¿Quién es más tonto que el sordo que cree lo que oye o el ciego que finge que ve? Y me pregunto si aquel que es idiota y lo sabe confesará que lo es... No se si he hablado de más pero ya que lo he dicho quien tenga oídos que escuche Que no hay peor agonía que aquella que no se sufre Y no hay peor marcha atrás que aquella que se deduce De irse tropezando en el mismo lugar Mejor aprieto las cuerdas y marcho yo sólo con mi guitarra Mejor me ciño agujetas y suelas y camino sin mirada ¿Quién es más tonto que el sordo que cree lo que oye o el ciego que finge que ve? Y me pregunto si aquel que es idiota y lo sabe confesará que lo es... Y no hay peor solitario que el que no ha de levantar La piedra que me ha tirado a mí y a otros tantos más