¡Óigale a la moza! ¿Yorás porque el gaucho Se fue pa'los pagos de ande no se güelve, Y has quedado solita como oveja guacha Que no tiene un perro que por ella vele? No siento tu pena, que ha de ser fingida, Siento las del gaucho que se jué pa'siempre, Si se le hizo cierto que vos lo querías Y que en tus pupilas iba él sólo a verse. Porque si jué ansina, cuando hasta su fosa De tus risas locas los ecos le lleguen, Sentirá que el yelo de tu olvido infame Más frío es que el yelo de la mesma muerte. Y sepa por boca de alguna luz mala Que ya andás buscando que alguien te consuele, Pa' tenerlo'e Cristo como a él lo has tenido, Haciendo lo que hacen tuitas las mujeres... Y al verse dentro'el hoyo, maniao y sin daga, Sin poder yamarte y anhelando al pepe, La luz de unos ojos pa'sus ojos ciegos Y el calor de un seno pa'su helada frente. Sentirá la rabia, desatada y loca, Del bagual arisco sujeto al palenque, Cuando las cacharpas le aprietan el lomo Y ni la manea, ni el bozal se ruempen. ¡Óigale a la moza!, ¿Yoras porque el gaucho Se fue pa'los pagos de ande no se güelve, Y has quedado solita, como oveja guacha, Que no tiene un perro que por ella vele? No tengo, a tu pena, ni un poquito'e lástima, Siento las del pobre que se fue pa'siempre. Porque sé lo triste que es hallarse solo Cuando se ha querido, como el gaucho quiere.