Sesenta segundos sesenta veces, Contaba y faltaban siete veces más, Cerraba los ojos, soñaba irse lejos, Pero despertaba en el mismo lugar. Ladraba, ladraba y no mordía nada Por miedo a quedarse sin cucha ahí nomás. Da rabia cuando un pobre diablo te quita Todo lo que dios no te da. Para despegar una hora no alcanza, A la vuelta la panza le va a reclamar. Y el flash que a destiempo se le hace inseguro, Sopita caliente en la mesa del bar. Decidió que iba a ser un pájaro libre Y que nada más lo iba a atar. Y, cuando los sueños son de tal calibre No hay despertador que los pueda bajar. Junto a sus amigos se puso una banda, (No hay que darle al tiempo lo que no es de él) Y hoy sabe que todo ha valido la pena Si escucha los gritos del negro José.