En la cara de la luna, reflejados siempre estaban Mano a mano, a escondidas, bordeando la cañada Nunca conoció el cielo sentimiento más perfecto Que el de aquel romance, cuando sus miradas se encontraban Por la necia rivalidad, su padre le hizo marchar Le obligó a otra desposar y su vida en el exilio pasar No la dejaré de amar Aunque dé la vida, he de regresar En su pecho está mi única lealtad Ruego al tiempo la piedad de volverla a encontrar Desolada, hecha pedazos, se enfrentó a la revelación De cargar en su vientre el fruto de aquel amor Abrumada, halló consuelo en la única en quien confiaba Hechizos de luna llena, dolorosa esperanza La respuesta de una deidad, en vida no quiso esperar Y en su delirio prefirió la muerte a la soledad Te juro que volverá En cualquier momento tu alma sentirá Descansa en paz y no llores más Estarán unidos hasta la eternidad Dioses de Xibalbá (Entre lágrimas le atacó) Ofrenda de copal (El dolor como un tiro al corazón) Flor de mayo blanca (Sin dudarlo, hasta su hogar volvió) ¡Tumba de agua y de oscuridad! Y en su mano el corazón De aquella mujer por la que enloqueció Presa de su olor, ciego por amor Siguiendo su rastro, al vacío se arrojó Y en su muerte la encontró Esperando al hombre que la enloqueció La frente le besó, entre brazos lo tomó: Sabía que regresarías, ella lo prometió