Oí unos gritos de dolor, Pensé que eran perros pero no, Eran niños saboreando el daño, Huían desde la Estación del Zoo. Cristina quizá era la menor. Se aferraba a sus viajes como a Un beso triste de buena noches Y tal vez al de algún señor mayor. El daño, las grietas, pinchazos, el dolor. No ve el peligro o le gusta demasiado. El daño, mala conciencia, cicatrices. No hay dolor Para los niños en los baños de la estación. Papá y mamá no estaban en casa Y a nadie le importaba qué habría Tras la ventana de esa niña extraña Qué amores, qué desgracias. Dormía con el Duque Blanco, Se refugiaba entre sus pieles Hasta abandonarlo por su nuevo amor Y lo vendió barato de estación a estación. El daño, las grietas, pinchazos, el dolor. No ve el peligro o le gusta demasiado. El daño, mala conciencia, cicatrices. No hay dolor Para los niños en los baños de la estación. El daño, las grietas, pinchazos, el dolor. No ve el peligro o le gusta demasiado. El daño, mala conciencia, cicatrices. No hay dolor Para los niños en los baños de la estación. El daño, las grietas, pinchazos, el dolor. No ve el peligro o le gusta demasiado. El daño, mala conciencia, cicatrices. No hay dolor Para los niños en los baños de la estación.