Cipriana cree que la luna está mil veces más alta de lo que está. Y se imagina el océano dentro una cuchara porque nunca ha visto el mar. Y como si fuera una rosa, le arranca pétalos a un periódico, a unas bragas. Y rompe todos los abanicos cuando se termina el aire. Cipriana nos tiene prohibido limpiar las telarañas. Dice que adornan y que sujetan las grietas de esta casa vieja. Cipriana tiene por dedos una escuadra y un cartabón, los tobillos de muñeca y las suelas desgastadas que arrastra en la oscuridad. Cipriana busca entre tinieblas con sus extraños ojos llenos de planetas, en su entrecejo hay una grieta en la que esconde las bayetas. Arriba está la oscura cámara, abajo está la tienda. Enmedio un cuervo moribundo que casi no cabe en su jaula. Nunca entres, nunca salgas, que se enfadará Cipriana. Las escaleras y sus ojos son la cárcel donde está Encerrada. Cipriana tiene por dedos una escuadra y un cartabón, los tobillos de muñeca y las suelas desgastadas de arrastrar la oscuridad. Cipriana viene a verme, dentro de mis sueños, todas las noches sin falta desde hace algunos años, y vamos juntos de paseo, a visitar la tumba de mi perro. Cantamos coplas mientras peino su longitud y medio pelo.