Por quererte mujer con tanto anhelo, En mi afán de adorarte como a Dios. Ahora soy infeliz, y el mismo cielo Puso un mundo, de olvido entre los dos. Aunque el pecho de piedra me ataladre Esta pena terrible, tan atroz. Yo te habré de querer, como a mi madre Y a la vez, adorarte como a Dios. Lloro, me arrodillo, canto y rezo Ante el Cristo que me tiene que juzgar. Para ver, si por medio de todo eso Manda un ángel, que me venga a consolar. Aunque el pecho de piedra me ataladre Esta pena terrible y tan atroz. Yo te habré de querer, como a mi madre Y a la vez, adorarte como a Dios. Lloro, me arrodillo, canto y rezo Ante el Cristo que me tiene que juzgar. Para ver, si por medio de todo eso Manda un ángel, que me venga a consolar.