En donde está el amor de Cristo, En la Iglesia no se ve; Solo el odio, el rencor y el egoísmo, Prevalecen por doquier. Da pena ver a los cristianos, Murmurando sin piedad; Y extendiendo el puñal y no la mano, Al que ha caído en la adversidad. Y el mandamiento fue, ama a tu hermano, Como a ti mismo, cual si fuera él; Y tú como un Señor, como un tirano, Le haces beber su miserable hiel. ¿En dónde está el amor que Dios te ha dado? Porque reluce tanto tu altivez; Y Cristo siendo el Rey te ha perdonado, Y tu al hermano quieres maldecir. Es triste y da dolor la escena, En los siervos del Señor; Dejan ver y maltratar a las ovejas, Redimidas con su amor. En vez de saturar con vendas, De dulzura y compasión, Sus heridas de aflicción más le aumentan, No como manda Cristo el buen Pastor. En cambio por su bien mucho procuran, Indiferentes sin mirar que aquel, Que un día resbalara en la negrura; Como ellos precio santo han de tener. ¿Qué harás cuando el Señor te lo demande? Pues en la cruz con sangre lo compro Y tu cual otro Dios lo despreciaste, Porque en tus ojos no tenías perdón.