Te di mi corazón, como morada Y en mi alma la intención fue no ofenderte No entiendo la razón que me degrada Y me conduce a desobedecerte Defiendo en mi interior cruenta batalla Pues quiero serte fiel sin detenerme Anhelo con ardor, ver cara a cara Tu rostro dulce, donde no existe muerte Pero no se porque la duda infanda, Con saña indescriptible, me sorprende Para debilitar la fe en mi alma Que ansía vivir contigo eternamente Quisiera descubrir esa jugada Que vuelve al enemigo resistente Y ante la tentación me anonada Y mis sentidos, convierte en impotentes Yo se Señor mi Dios, que sin tu gracia Y sin tu dirección no seré fuerte Y se que sin tu amor, solo desgracia Habrá en mi vida que forjará mi muerte Pero si tu poder en mi derramas Y tu invencible brazo me sostiene Se que podré llegar a tus moradas Y así vivir contigo eternamente