La tarde parecía una señal De luz derramada sobre el mar, El tiempo una inscripción en un puñal Y el mundo comenzaba a declinar. Horas que se lleva el viento, Enigmas sin resolver; Este pequeño infinito incierto No es el de ayer. Un crepúsculo en el sombrero De piel de esparto de imitación Y esta bruma cubriendo el cielo De sinrazón. Tortugas que leen el porvenir En el rastro tembloroso de un avión. Estas arrugas que no se pueden corregir, Estos pasados sin absolución. Nubes que traen olvidos, La noche que está al caer, Estos abismos desprevenidos En el atardecer. Presagios en miniatura, Sueños sin vocacíon, Dunas de piel oscura Al sur de Mahón. Esta mentira, este espejismo, Esta ficción, Y estas palabras tan penosas de creer. Esta tarde parece un escorpión Y la vida un hueso duro de roer. Hojarasca en el bolsillo, Piedras en el talón, Desconchados amarillos en el corazón. Una gaviota desencantada Con miedo a la felicidad Y este arrebato que ha quedado en nada: En su fragilidad.