Desde el momento en que te cae una mentira, Algo se empieza a derrumbar. Si los castillos todos son de arena fina Se caerán también. Dejando sólo en tu presencia las ruinas Que creías que nunca iban a ceder. Y ante tus ojos haciéndose las dormidas, dormirán. Y dime tu porqué no aprendemos a hablar solamente diciendo la verdad. Y abriendo los brazos a lo que siento ahora mismo, Sin tener que juzgar si está bien o mal. Ser capaz de ver que mis hermanos son amigos, no desconfiar. Mirar con los ojos del espíritu entregado Que te acepta tal como eres de verdad. Y te repito una vez más Que no hay bien ni hay mal. Y el río alegre que no sabe de mentiras, nunca se preocupó en juzgar. El río alegre que no sabe de tus dudas, No se detendrá. Y si lo miras verás agua cristalina Que es la misma pero que nunca es igual, Lo mismo el cielo, Lo mismo tu pelo, Lo mismo tu paz. Y dime tu por qué no aprendemos a hablar Solamente diciendo la verdad. Y abriendo los brazos a lo que siento ahora mismo Sin tener que juzgar si está bien o mal. Ser capaz de ver que mis hermanos son amigos, no desconfiar. Mirar con los ojos del espíritu entregado Que te acepta tal como eres de verdad. Y te repito una vez más que no hay bien ni hay mal. Y te repito una vez más que no hay bien ni hay mal. Un pececito blanco que se va y se va. Un pececito blanco que se va y se va. Un pececito blanco que se va y se va.