En el centro de Senigallia hay un local Que llaman Montenero. Fue el lugar de reunión de la alta sociedad Al comenzar el siglo XX. Y en la mesa entre la barra, El escenario y un ventanal Se sentaba una dama Odiada y admirada por igual. Fue de las primeras en llevar traje de baño, En montar en bicicleta, en cortarse la melena. Nunca se puso corsé, nunca se puso corsé. Fue la musa de un artista de pinturas modernistas. En los delfos de Fortuny se gastaba una fortuna, Trapos que escandalizaban a las damas y a los curas. Nunca se puso corsé, nunca se puso corsé. Mecenas y galerista de tendencias socialistas. El paseo de Senigallia huele a sal Y a plumas de arpía. Las buenas gentes pasean y cumplen su deber moral De vigilar a los demás. Y por eso nuestra dama, Para poder vivir en paz, Se casó con su mejor amigo, Que en realidad era homosexual.