Déjales, que nos tiren envenenadas piedras Que se auto engañen, en su paso por la tierra No desequilibren, el equilibrado pensamiento De los que no tenemos dueño Y picaran los latigazos del puro fuego Y escocerán las llagas de nuestro vacio cuerpo Exponiéndonos al juicio del dios humano Si dejamos que nos guíen otra vez a lo explorado Casi siempre demostrado, que es mas feliz el águila asilvestrado No quiero ese lado, prefiero ser un indio que un importante abogado Y en las leyes de su ética maléfica, voy a plantar un acebo de hojas verdes Para que dentro de su amargo ser, puedan sentirse algo rebeldes Y el tope de su puerta ya esta echado, no aspiran a mas, todo está aspirado El minutero marcado, la eterna cuenta de los años cotizados Mentirosos, me rio y destrozo mis tripas Carne de fábrica, obedientes hormigas Trabajando para la gorda reina Mientras mueren vuestros días repetidos de experiencias Y les gusta pisar sueños ajenos Se la gozan viéndote por el suelo Miraditas por encima del hombro No soy menos que tu, por lo que cobro Somos gatos indomables, que flotamos por los riscos de las montañas con nieve Arroyos que florecen, campo de amapolas que agradece cuando llueve Y en las leyes de su ética maléfica, voy a plantar un acebo de hojas verdes Para que dentro de su amargo ser, puedan sentirse algo rebeldes Y el tope de su puerta ya esta echado, no aspiran a mas, todo está aspirado El minutero marcado, la eterna cuenta de los años cotizados