Llegó rumiando piedras tras caer Surcada por las cuerdas del serón La lluvia, recogida en puño Demasiada piel Demasiado que perder Pero todo lo perdió Venía mascullando su oración Luciendo el altozano en el costal Bullendo, igual que bulle el miedo sujeto al ronzal Arrastrando el sinsabor De su sola soledad Enséñame tus alas de zorzal Aburridas de rezar Entre el brillo y el espanto Tu aliento de tomillo, tu verdad Tu mirada de humedad Tu dolor de Viernes Santo Traía en la ojeras una luz Brotando de la grieta que pintó Quería que su romería fuese multitud Y el de los brazos en cruz Nunca, de ella, se acordó Enséñame esa noche que tendrá Una senda que labrar Que no me cubra con su manto Que no me despedace al recordar Que no pude remendar Tu dolor de Viernes Santo Y en esta orilla, que chilla de tanto aguantar Fue la costilla rota de Adán La de la vieja Andalucía rebuscando pan La que ha masticado el sol La salina de mi sal Enséñame tus alas de zorzal Aburridas de rezar Entre el brillo y el espanto Tu aliento de tomillo, tu verdad Tu mirada de humedad Tu dolor de Viernes Santo Enséñame esa noche que tendrá Una senda que labrar Que no me cubra con su manto Que no me despedace al recordar Que no pude remendar Tu dolor de Viernes Santo