La frescura de saber que mi mente ha sido fiel el placer del vaivén no desgarra mi simple simpleza. La mentira del bufón siempre quiere complacer y saciar esa adicción encontrando así un rey amigo Y los calma una voz que no sabe y no quiere contestar, y los droga una mano enfermiza que no quiere ni hablar. Y además de todo el triste bufón ya perdió el pelo y las mañanas. En el fondo sabe que ya le vendió antes de tenerla su alma al diablo. Y los calma una voz que no sabe y no quiere contestar y lo droga una mano enfermiza que no quiere ni hablar. La frescura de saber que mi mente ha sido fiel.