Yo tengo una palabra en la garganta Y no la suelto, y no me libro de ella Aunque me empuje su empellón de sangre Si la soltase, quema el pasto vivo Sangra al cordero, hace caer al pájaro Tengo que desprenderla de mi lengua Hallar un agujero de castores O sepultarla con cales y cales Porque no guarde como el alma el vuelo No quiero dar señales de que vivo Mientras que por mi sangre vaya y venga Y suba y baje por mi loco aliento Aunque mi padre Job la dijo, ardiendo No quiero darle, no, mi pobre boca Porque no ruede y la hallen las mujeres Que van al río, y se enrede a sus trenzas O al pobre matorral tuerza y abrase Yo que todo lo he perdido Ahora tiemblo hasta al dormir No resbales de mi brazo Duérmete apegado a mí Hierbecita temblorosa Asombrada de vivir Que en mi entraña yo tejí Duérmete apegado a mí No te sueltes de mi pecho Duerme apegado a mí Que en mi entraña yo tejí Duérmete apegado a mí Yo quiero echarle violentas semillas Que en una noche la cubran y ahoguen Sin dejar de ella el cisco de una sílaba O rompérmela así, como la víbora Que por mitad se parte con los dientes Y volver a mi casa, entrar, dormirme Cortada de ella, rebanada de ella Y despertar después de dos mil días Recién nacida de sueño y olvido Sin saber más que tuve una palabra De yodo y piedra-alumbre entre los labios Ni saber acordarme de una noche De una morada en país extranjero De la celada y el rayo a la puerta Y de mi carne marchando sin su alma Yo tengo una palabra en la garganta Y no la suelto, y no me libro de ella Aunque me empuje su empellón de sangre