En qué se habrán convertido nuestros viejos harapos El desmayarse en la puerta, el día esperando El mantel de la mesa, el humito del café mañanero Y dónde se van los pétalos de la noche y su letanía En qué racimo de nubes se esconde hoy tu alma Sólo me queda este viento golpeando las ventanas Preguntando en el aire por tu océano de risas y de mieles Y cómo le cuento a la diana de tu nombre a ciegas En estas mañanas ya no viene tu cintura Tan precisa, tan letal tu ausencia fría Es feroz la soledad cuando muerde un costado de mi alma inocente Imbatible sonrisa ♪ En qué bolsillo sediento acuñas tu moneda Cósmica y fértil guardiana del día en que regresas Como si ella pagara lo que valen mis pecados imposibles Cuando en las dos caras viene tu invencible beso Ya no espero en el sino de la madrugada Ni me acuesto en tu recuerdo de aceitunas Y mis parpados se caen del parapente de tus piernas zigzagueando Dibujando tus labios Como un pájaro que viaja tan ebrio de luna Recorriendo el horizonte de tu espalda Ya no vienes, no te espero y tensando mi arco de combate solitario Cuelgo a ciegas mi guitarra Y es un avemaría de rezo plegarias De rezo plegarias y mudo rosario