Un hombre leproso se acerca a Jesús meditando Es tanta la pena que lleva por su enfermedad He oído que sanas a muchos sin nada cobrarles He oído que haces el bien dónde quiera que vas Por eso te ruego que escuches mi humilde plegaria Si quieres Señor... ¡límpiame! Quiero, quiero, quiero curar tus heridas Quiero curar tus heridas calmar tu dolor Quiero, quiero, quiero que tú tengas vida Quiero limpiar el pecado de la humanidad Quiero, quiero, quiero curar tus heridas Quiero curar tus heridas calmar tu dolor Quiero, quiero, quiero que tú tengas vida Quiero limpiar el pecado de la humanidad De pronto un poder muy extraño recorre su cuerpo No sabe otra que hacer, más se pone a llorar Sus manos que ayer eran sucias, ahora son blancas Límpiadas han sido por ese poder celestial Por eso mi hermano, si ahora te encuentras enfermo Ten fe, mi Cristo está aquí, Él te quiere sanar Quiero, quiero, quiero curar tus heridas Quiero curar tus heridas calmar tu dolor Quiero, quiero, quiero que tú tengas vida Quiero limpiar el pecado de la humanidad Quiero, quiero, quiero curar tus heridas Quiero curar tus heridas calmar tu dolor Quiero, quiero, quiero que tú tengas vida Quiero limpiar el pecado de la humanidad