Nadie escapa de la muerte Cuando le llega la hora Tenemos la misma suerte Por eso al nacer se llora. No debe afligirse el hombre Por no quedarse en la tierra Solo saber que su nombre Dejará una buena siembra. De que vale juntar oro No puede llevarse nada Todos nos quedamos solos Cuando la vida se acaba. Entre la vida y la muerte Solo permanece el cielo Debemos agradecerle Si nos deja ser abuelos. Terminamos con los hijos Donde florece la vida Todo se vuelve recuerdo Como estrellas encendidas. Hay que sembrar el cariño Y vivir con alegría Alejarse del silencio Que a veces te da la vida. No hay porque tenerle miedo Hay que gozar este sueño Y siempre hay que andar despierto Por si acaso venga el dueño.