Deja que primaveren tu sonrisa,
águame la sequía del desierto,
Sopla con tu canción la nueva brisa,
Para espantar el llanto de lo incierto.
Que los hombres hacemos nuestro mundo
Y vos, niño, lo cierto.
Llévame a ver contigo esos espejos
Donde el reflejo es sólo una mirada,
Ala que me concede un universo
Donde nace tu risa enharinada.
Que los hombres hacemos nuestro mundo
Y vos, niño, lo cierto.
Que los hombres hacemos nuestro mundo
Y vos, niño, lo cierto.
Sí, lo cierto.
Panadero de grillos y de horneros
Con la sabiduría de un abuelo,
Deja que me romere en tu romero,
Pequeño duende, trigo del triguero.
Zapatito que besa las estrellas,
Diente que redescubre pajarero,
Toca con tu varita la más bella
Y despiértala, bello mensajero.
Verbo que reverbera tanto anhelo
Como anhela la nieve al ventisquero;
Ciela todos los cielos con tu cielo,
Y de blanco y azul píntalos nuevos.
Quizá puede seguirte cuando vueles,
Y recuerdo que un día fui sincero;
Besa con tu esperanza mis deberes,
Que ya siento en el alma tu consuelo.
Que los hombres hacemos nuestro mundo
Y vos, niño, lo cierto.
Que los hombres hacemos nuestro mundo
Y vos, niño, lo cierto.
Sí, lo cierto.
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