Septimino y Octogenia se habían divorcio Después de más de 20 años de llevarse bien Se habían casado pese al odio visceral que los había enemistado Durante los 18 meses que había durado el noviazgo Pero sus años de matrimonio estuvieron signados por la concordia y la templanza Estaban requeté enamorados uno del otro Sin embargo en el momento de su divorcio Aquella vieja 'nima adversión que había perturbado su noviazgo, resurgió Con todo su vigor Se encontraban para arrojarse herramientas, electrodomésticos Y todo otro objeto que pudieran convertir en un proyectil Capaz de hacer blanco en el otro Se insultaban, se denunciaban mutuamente A la policía, por el menor delito de cuya comisión por el otro se enteraran En el fragor de estos enfrentamientos Decidieron emprender un viaje de reconciliación Partieron en un crucero barato Que recorría apenas algunos cortos tramos del río Daiman Salteándose los otros, mediante transportes aéreos de origen extraterrestre Pero la reconciliación no fructifico Si bien durante el viaje todo fue dulzura, palabras tiernas, arrumacos En alternancia con frenética pasión No habían pisado todavía, de nuevo, tierra firme con los dos pies Cuando ya se estaban propinando limpiamente patadas de kickboxing En cierto momento adquirieron sendas, armas de fuego Y ahí los amigos de uno y de otro se empezaron a preocupar Algunos quisieron interceder en la disputa Pero uno de ellos con sensatez Le dijo a los demás lo que yo siempre digo: "Qué para qué te vas a meter, si después ellos capaz que se arreglan Y el que queda mal es uno"